La gastronomía peruana nos da una vez más muestra de su suculencia. El sabroso plato de la causa rellena denota la creatividad de todos los peruanos y da cuenta de nuestra historia.
Así, como sucede con otros platos que son bandera nacional, la causa ha sabido imponerse y ocupar un lugar importantísimo en nuestro legado culinario.
Además, es importante tener en cuenta que en un país, el cual posee tres mil tipos de papas, se hacía necesaria esta creación, para lo cual los peruanos mostraron una vez más esa creatividad que, como hemos visto ciertamente en otros spots publicitarios, tanto nos caracteriza.
Origen
Existen varias versiones sobre el origen de la causa. La historia cuenta que estos remontan a los años 1821, donde luego del discurso de Don José de San Martín en la declaración de la independencia, se realizó un “Convite para La Noche Feliz”. Se prepararon distintos potajes criollos, entre ellos la causa.
Por otro lado, otra teoría, presunción de sus orígenes denota de 1880, en la época en que el Perú vivía inmerso en la Guerra del Pacífico. Cuentan las voces que durante este periodo la gente empezó a recolectar productos para poder solventar la campaña de nuestro batallón. Entre esas provisiones figuraban las zanahorias, maíz y, por supuesto, la papa.
Cuentan que las mujeres tuvieron la idea de prensar y sancochar la papa, agregándole ají molido, gotas de sal y de pimienta. Todo esto fue con el objetivo de vender lo preparado para reunir fondos. Es así pues que para la promoción y venta del producto, le agregaron un pregón. Decían: “Para la causa, para la causa”. De esta forma nace el nombre de “Causa”.
Sin embargo, este parece no ser el único origen para el término “Causa”. Juan de Arona, por ejemplo, contó a El Comercio que la palabra causa puede estar basada también en el vocablo quechua “causay”, que refiere vida, subsistencia, necesidad de vida, etc.
Ingredientes y preparación
En cuanto a sus ingredientes, como ya hemos mencionado líneas arriba, los insumos necesarios son la papa amarilla, el ají amarillo, el limón, la sal.
Gastón Acurio refiere que él cocina la papa amarilla con piel en agua hirviendo para que no penetre humedad y luego la prensa rápidamente aún caliente. Luego, espera que se enfríe para sazonar con el ají amarillo que licúa finamente, usando el aceite vegetal.
Después le echa sal al comienzo y al final, el limón solo al final (unas gotitas). Además, pueden rellenarla con atún, pollo, mariscos, etc. Y para finalizar servirla acompañada de rodajas de palta, huevo y tomate. Y por qué no, unas ramitas de perejil.
Aporte nutricional
El Ministerio de Salud nos informa sobre la composición nutricional de los alimentos peruanos. En su octava edición (2009) encontramos diferentes “tipos” de causa limeñas. Me refiero a la cantidad de calorías, proteínas, grasa, carbohidratos, fibra dietaria, vitamina A y C, retinol y sodio entre otras cosas, respecto a las distintas causas rellenas.
Así pues, en tanto a la causa de pollo nos indican que una porción de 100 gramos tiene 169.17 calorías, 4.34 proteínas, 10.55 grasas totales, 13.15 carbohidratos, 1.85 de fibra dietaria. Todo esto sin incluir alguna porción de arroz. En caso se desea complementarla con este insumo, se sumarán 129 calorías que contiene una porción de arroz de 100 gramos.
Beneficios y salud
Como sabemos, la causa limeña está hecha básicamente de papa amarilla, por lo tanto para conocer las propiedades de la causa resulta necesario saber los beneficios de la papa amarilla.
La papa amarilla es propia del altiplano andino y con ella están emparentadas las papas más finas de las más de 5 mil variedades existentes. Es pequeña y su superficie tiene hoyuelos pronunciados. Su interior es de un color amarillo cálido y de textura relativamente arenosa.
La papa amarilla es sumamente enérgica, constituyendo un insumo importantísimo y clave en la dieta de los deportistas o en personas que realicen una actividad física desgastante.
Además, son ideales para personas que tengan problemas gástricos como acidez en el estómago y problemas intestinales, por sus propiedades digestivas.
También tiene una función alcalinizante sobre el organismo, lo que ayuda a la eliminación de toxinas, al control de casos de tos nerviosa y calambres. Por último, son una fuente de vitamina A, por su alto contenido de betacaroteno, siendo trascendental para el crecimiento de la persona, además de ayudar a un buen funcionamiento del sistema inmunitario y de la vista.
Conclusión
La causa para mí es un plato con historia. No solamente por lo ya mostrado aquí, es decir, no solo por la historia que sin duda se le atribuye sobre sus orígenes.
Sino, digo que es un plato con historia por el hecho de que, seguro, quien sea de nosotros al pensar en este potaje puede hacer el intento –si es que no surge espontáneamente- de reflexionar en qué momentos y cómo en los años pasados ha disfrutado de este exquisito plato.
Puede ser quizá una reunión, una fiesta, un compromiso o –como en mi caso- simplemente recordar la infancia, el tiempo en que nos llamaban a almorzar y, tanto mis hermanos como yo, no queríamos dejar de jugar, hasta que nos decían qué era lo que habían servido.
Cuando escuchábamos “es Causa” dejábamos todo y corríamos disparados para sentarnos e iniciar una deliciosa conversación seguramente de cosas insostenibles. Pero esa era nuestra historia, el pasaje lleno de recuerdos. El discurso que ahora viene a nuestras mentes cuando recordamos nuestra historia, nuestro propio pregón, no “para la causa”, sino “por la causa”.