Lunes 14 de mayo. Al enterarnos de la sorprendente noticia que revelaba la sanción de 14 meses de inhabilitación para practicar fútbol profesional a Paolo Guerrero, un sentimiento de tristeza e incertidumbre se apoderó de muchos de nosotros.
No era para menos, falta un mes para el certamen deportivo más importante del mundo, me refiero, por supuesto, al Mundial de Fútbol Rusia 2018, más aún, si consideramos que Paolo es pieza fundamental en el equipo de Ricardo Gareca.
Sin embargo, tratamos de ver más allá y considerar a un ser humano que se encuentra detrás del futbolista y que, sin duda, esta sanción puede poner fin a su carrera y a la vez, limitarlo de practicar un deporte tan hermoso como el fútbol, sin contar las innumerables pérdidas económicas para él.
Cronología del proceso legal
El 5 de Octubre del 2017 Paolo Guerrero dio positivo por benzoilecgonina, principal metabolito de la cocaína. Casi al mes de dicho resultado, la Federación Internacional de Fútbol, conocido como FIFA, lo suspende por un año con el fin que no realice ninguna práctica futbolística a nivel profesional.
Posteriormente el 20 de Diciembre del 2018, luego de que los abogados de Guerrero apelaran, la Comisión de Apelación de la FIFA, rebajó la sanción a 6 meses.
Sin embargo, el 29 de Enero del 2018, la defensa de Guerrero acudió al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) para anular la sanción. El 21 de Marzo del presente año, la Agencia Mundial Antidopaje (WADA), también apeló la sanción para ampliar la pena a Paolo Guerrero.
El 03 de Mayo de 2018, Guerrero acude a una audiencia convocada por el TAS. Su asesor Jorge Balbi, reveló que la FIFA solicitó un año de sanción. El 6 de Mayo de este año, el “depredador” vuelve a las canchas. En tiempo record, el 14 de Mayo, el TAS dicta 14 meses de sanción a Guerrero, impidiendo de manera definitiva que participe en el Mundial Rusia 2018.
Un resultado inesperado
La conclusión de este proceso puede generar infinidad de cuestionamientos, contradicciones y, por supuesto, rechazo de parte de la afición peruana. Los medios de comunicación en todas sus plataformas: televisión, radio, redes sociales, nos han inundado con la noticia referente a la suspensión de Guerrero.
Infinitas fuentes de información y opiniones se tejen desde la publicación oficial de la sanción enervando los ánimos de algunos peruanos que miran con indignación una injusticia (como ellos lo consideran) a un futbolista correcto y disciplinado.
No haré una expresión del proceso legal o de la veracidad del resultado, porque es sesgar una opinión relacionada a la información que manejo del tema. Por el contrario, es pertinente hacer un análisis e interpretación desde el jugador y el entorno.
Es bastante comprensible la indignación de la gente y, por supuesto, del jugador – si tenemos en cuenta que hace 36 años no vamos al mundial – ante tal suspensión.
Sin embargo, es importante asumir la noticia con tranquilidad por el bien colectivo y de Guerrero. Entendamos que aún quedan en pie los futbolistas que nos representarán en Rusia 2018, y lo menos recomendable es que ellos vivan una sensación de tensión e inseguridad.
Por otra parte, y más importante, es Guerrero que debe estar atravesando un momento desolador ante tal situación: Dejarlo sin jugar es como cortarle las piernas, como lo manifestó hace unos meses.
Cercenar su carrera profesional, alejarlo de las canchas y sin mundial debe ser desgarrador para el capitán. Los hinchas, sus compañeros y su familia, lo sufrimos y lo mejor que podemos hacer es tomar con calma lo que viene y apoyar al plantel que si viajará.
Conclusión
Es difícil, pero es responsabilidad de nosotros aceptar que esta situación se decida en los tribunales y que esperamos un milagro. Por el bien del jugador, de la selección y de todos nosotros es vital mantener una posición centrada y seguir adelante. Ahora, somos más de 30 millones de guerreros, tenemos el mundial encima y debemos permanecer unidos.
Arriba, capitán. Estamos contigo.