Desde calles hasta estadios llevan el nombre de Melgar, el poeta romántico que luchó por un amor y por su patria hasta el punto de perder su vida.
Seguramente, has oído hablar de él o, al menos, de los referentes que en forma de homenaje hacen uso de su nombre. Sin más preámbulos, los invito a dar una mirada y, al mismo tiempo, a recordar a Mariano Melgar, el poeta conocido tradicionalmente por los yaravíes (aunque hizo mucho más).
Primeros años
Mariano Lorenzo Melgar Valdivieso nació en la ciudad de Arequipa el 10 de agosto de 1790. Se dice que a los tres años ya sabía leer y dominaba idiomas como el latín y el griego, además del inglés y el italiano.
Inició sus estudios en la escuela Convento de San Francisco, concediéndole la capellanía eclesiástica en una viña del Pago de Guarango. En 1812 abandonó la carrera eclesiástica para empezar a estudiar leyes en Lima. Destacó por su inteligencia y su capacidad de autoinstrucción a partir de la mejor literatura de la época, traduciendo al castellano al poeta Ovidio.
El amor de Silvia
María Santos Corrales, el gran amor de Melgar, también fue conocida como Silvia. Lo suyo era una amor frustrado, evidenciado en los poemas de Mariano, en los que se reconocía una voz poética adolorida, que sufría a partir de aquello que no podía realizarse.
Silvia fue la musa inspiradora de Melgar, vinculandola con la imagen de la paloma y dedicándole sonetos: “Bien puede el mundo entero conjurarse/ Contra mi dulce amor y mi ternura/ Y el odio infame y tiranía dura/ De todo su rigor contra mí armase.... Silvia es mía y yo soy de ella”
Lucha por la patria
Producto del rechazo de Silvia, Melgar huyó a refugiarse en el valle Majes para poder recuperarse de las heridas que esta le había causado. En este lugar, su espíritu lo llevó a crear los famosos yaravíes que parten de la literatura prehispánica fundamentalmente oral, siendo pionero en hacer uso de implementos indígenas en su literatura.
Debido a todas estas decepciones y por el gran amor que fue gestando todo este tiempo hacia su patria, Mariano Melgar se enroló como voluntario para la revolución Pumacahua. Los patriotas fueron perseguidos y Mariano fue acusado como autor de guerra de la rebelión patriota, por lo que se determinó que fuera fusilado el 12 de marzo de 1815, a las 24 años.
Trabajo literario
En el trabajo de Melgar, destacan los yaravíes, los cuales están dotados de calidad literaria. Además Mariano fue un iniciador del romanticismo, que se escinde de ideas de influencia extranjera. En este sentido, el poeta hace uso de implementos nacionales, haciendo que estos destaquen en el tiempo.
Debido a su formación, la poesía de Melgar recoge la emoción indígena, al mismo tiempo que le da una nueva forma a partir de sus estudios humanísticos. Su obra ha sido recogida a posterioridad, encontrando, entre ella, sonetos, elegías, odas, fábulas y 71 yaravíes.
Conclusiones
Mariano Melgar, el poeta de los yaravíes o, también, conviene recordarlo como el poeta que murió por sus ideales, por su patria, por nuestra nación. En 1915 se fundó el Club Melgar en honor a este poeta. Así como muchos otros lugares que llevan su nombre.
Por ello, no podemos dejar de recordar a este hombre que con tras más de 200 años de su muerte aún sigue transmitiendo muchas sensaciones. Y es que el amor que sentía por Silvia lo llevó a hacer cosas grandiosas, a pesar de que la relación nunca pudo realizarse y fue más bien una experiencia dolorosa, pero, a pesar de ello, también fue, a todas luces, inspiradora:
“¡Ay, amor!, dulce veneno,/ ay, tema de mi delirio,/ solicitado martirio/ y de todos males lleno”.