El turrón de Doña Pepa, es un tradicional dulce limeño que se acostumbra a preparar con ocasión a la procesión del Señor de Los Milagros, una de las demostraciones de religiosidad más grande del Perú y Latinoamérica. En el Perú, en el mes morado (Octubre), es casi un pecado no comer el turrón de Doña Pepa, y entiéndase que no es una marca Doña Pepa, es un tipo de turrón. Hay diferentes marcas.
Historia
La historia más popular o querida por todos los peruanos, tiene como protagonista a Josefa Marmanillo, conocida popularmente como “Doña Pepa”, esclava del valle de Cañete en la época colonial que destacaba como buena cocinera. Debido a unos problemas de salud, empezó a sentir una parálisis en las articulaciones que le impedía realizar sus labores cotidianas.
Entonces pidió al Cristo de Pachacamilla (Señor de los Milagros) que la sanará de ese mal. Sus plegarias fueron atendidas y Josefa, tenía que viajar a Lima a agradecer al Señor de los Milagros, porque le había curado su cuerpo y su alma. Durante el viaje estuvo ensayando su discurso, pero todo intento de hilvanar ideas fracasaba, el mensaje le parecía pobre, insulso, ella realmente nunca había podido expresar bien sus sentimientos, ella pensaba: ¡Qué diría el señor de esta negra malagradecida!.
Cuando llegó a las cercanías del barrio de Pachacamilla, de donde saldría la imagen, se encontró con un multicolor barullo y un enjambre de personajes que la dejaron estupefacta. La recibió el distraído murmullo de las cuadrillas de cargadores con sus hábitos morados.
Luego llamó su atención unas coloridas mixtureras llevando sobre sus cabezas grandes azafates de flores y primorosas frutas de mazapán, membrillos acaramelados y pastillas de canela y azúcar, más allá estaban las sahumadoras, con sus ostentosos pebeteros de plata labrada, eran lindas negritas, muy jóvenes, peinadas con diminutas trenzas, representando a sus “amitas”, que competían al presentar los exóticos inciensos que inundaban el lugar de un misterioso aroma de plegaria.
Muy cerca de las andas del “Cristo Moreno” un grupo de señoras que formaban el coro, cantaban un sentido himno: “Señor de los Milagros, a tí venimos en procesión, tus fieles devotos, a implorar tu bendición”, mientras que una gran banda de músicos uniformados las acompañaba.
También eran protagonistas de esta fiesta los veleros, que ofrecían a viva voz unos pequeños candiles, primorosamente adornados, el Señor tenía que estar bien iluminado. A su costado, los faroleros portaban luminarias para asegurase que en las cercanías del anda brillara siempre la luz de la fe.
Ocupaban un sitio especial los penitentes, que se imponían discretamente la tarea de pedir limosna en plena procesión para mantener el culto, pero lo que más llamó la atención de la atónita Josefa fueron las vivanderas, que durante todo el recorrido de la procesión y en las calles aledañas ofrecían con alegres gritos, olluquito, cau cau, causa, escabeche, cebiche, choclos, butifarras, anticuchos, choncholíes, picarones con miel, mazamorra morada, emoliente, etc.
Josefa, absorta, deslumbrada, se vio envuelta en ese torbellino de sensaciones, aromas y sabores y una explosión de fe en su interior le indicó claramente como tenía que agradecer al Señor. Quién, sino ella, sabía hacer el más delicioso de todos los turrones, el más criollo de todos los dulces, sin lugar a dudas era el suyo, era su turrón.
En la próxima salida del Señor, Josefa ya estaba apostada en una esquina con una tabla especialmente acondicionada y a su paso alzó el turrón con sus dos manos y se lo ofreció al Señor, con fe, con amor, con agradecimiento, multicolor, suave, criollo.
Cuando regresó a Cañete, Josefa contaba que el Cristo había vuelto la cabeza y con una gran sonrisa le había agradecido y bendecido el presente. Josefa se propuso viajar de Lima a Pachacamilla, todos los años a ofrecer su dulce en la Fiesta del Señor de los Milagros, luego fue su hija y la hija de ésta y así sucesivamente, hasta nuestros días, en que el Turrón de Doña Pepa, preside, desde hace trescientos años, las expresiones gastronómicas de la muy devota “Procesión del Señor de Los Milagros”.
Fotos
Ingredientes
Turrón:
- 5 tazas de harina
- 1 taza de mantequilla
- 3 yemas de huevo
- 5 cucharadas de agua de anís muy concentrada
- 1 cucharadita de sal
Miel:
- 1 bola de chancaca (550g /1LB)
- ½ taza de agua
- ¼ de luquete de naranja (sin la parte blanca)
- 6 clavos de olor
Preparación de la masa:
- Cernir los ingredientes secos y mezclar con mantequilla.
- Incorporar las yemas de huevo y el agua de anís.
- Trabajar la masa hasta que quede suave.
- Formar rollos de 1 cm de diámetro aproximadamente por 18 cm de largo.
- Colocar los rollos en una lata para horno engrasada con una ligera separación entre cada uno.
- Hornear a 175° C por 25 minutos, hasta que se doren ligeramente, luego enfriar.
Preparación de la miel:
- Hervir todos los ingredientes juntos por 40 minutos aproximadamente a fuego lento hasta punto de bola blanda a 113° C en termómetro. Si no se dispone de un termómetro de caramelo, llenar un vaso de agua fría y echar una gota de la miel observando si se forma una bola blanda.
Elaboración del turrón:
- En una fuente colocar una capa de rollos muy juntos.
- Uno al lado del otro y rociar con la miel fría.
- Repetir la operación colocando rollos en forma contraria a la capa anterior.
- Rociar con miel.
- Repetir una tercera capa, terminar con miel.
Opcional
- Se puede decorar con grageas de colores surtidos y algunas frutas secas.
Rendimiento
- 1 turrón de 18 x 18 cm (9 x 9 pulgadas) de tres capas.
Comentario
Disfrutemos en familia de este rico y criollo postre, que es el turrón conmemorando al mes morado, mes donde el Señor de Los Milagros sale por las calles de lima derramando bendiciones a todos sus devotos, haciendo que nuestra tradición e historia siga vigente por muchos años y generaciones mas.