Introducción
El paradigma del aprendizaje y sus fuentes de motivación han sido y son parte del debate eterno, respecto a cuál es la manera correcta de incentivar, sobre todo, en niños y jóvenes, un apego hacia cualquier objeto de estudio o actividad.
El modelo tradicional llevó a contemplar los procesos de aprendizaje a los cuales muchos de nosotros hemos estado expuestos, como una batalla entre la recompensa y el castigo, en el que sistema cultural nos impone una polarización en la concepción del origen verdadero del aprendizaje: aprendemos para evitar que nos castiguen o para que nos premien.
¿Castigo o recompensa?
Por un lado, lo único que produce el castigo es agudizar el conflicto y bloquear el aprendizaje, también provoca reacciones de evitación, huida y frustración. En síntesis, según Heather Turgeon psicoterapeuta experta en familia y crianza, afirma que el castigo produce reacciones negativas lo que implica que el pensamiento sofisticado del lóbulo frontal se nuble y se activen los mecanismos básicos de defensa, lo que conlleva a avergonzarnos, incomodarnos y rebelarnos, y a gestar represión en los sentimientos, lo que resultaría perjudicial para el desarrollo del niño o joven.
Por otro lado, las recompensas se perciben como positivas y atractivas; sin embargo, al desaparecer la recompensas se puede diluir la conducta y establecer una relación contraproducente respecto a reducir nuestra motivación y goce natural de realizar algo por satisfacción, la recompensa eclipsa la motivación intrínseca del ser humano. Julie Wright, psicoterapeuta norteamericana, menciona que las recompensas limitan el campo de visión y privan la creatividad, además, menciona que, tanto las recompensas y los castigos, mantienen la misma estructura de control de conductas en los aprendices.
El rol de los padres y tutores
Los agentes más cercanos a los niños y jóvenes, me refiero por supuesto a padres y tutores, pueden desempeñar un papel activo y fundamental en el desarrollo del aprendizaje. Odalys Marrero, comunicadora e investigadora española, sostiene como postulado básico que la comunicación es un elemento clave para el desarrollo de todo individuo, y para el perfeccionamiento de los otros.
Este tiene un rol clave dentro del proceso de aprendizaje y es considerado como un potente mecanismo de trasmisión de conocimientos, habilidades y actitudes, que puede lograr a través de métodos y formas activas tales como la promoción de un clima favorable, el diálogo y el trabajo colaborativo del tutor y aprendiz en el proceso de construcción del conocimiento.
Además, es importante que los padres y tutores se conviertan en guías y no controladores de la conducta. En otras palabras, dentro del proceso de aprendizaje, mas allá de criticar ciertas dificultades u obstáculos que se presentan en niños y jóvenes, lo recomendable radica en profundizar acerca de las conductas observables y encontrar el verdadero trasfondo.
Con el fin de entender al aprendiz y prestar ayuda cuando este lo necesite. Aplicar mensajes de empoderamiento es muy importante, resalta la confianza que existe en el aprendiz y siempre ofrecer ayudar ante un problema en el que tenga que ejecutar una labor o toma de decisiones.
Conclusión
Despertar el interés y motivar es fundamental en el proceso de aprendizaje y desarrollo global de niños y jóvenes, es la manera más saludable de promover en ellos un afecto natural e intrínseco hacia ciertas actividades o materias. Esto solo se puede lograr si los involucramos en la práctica y acción directa en distintas ocupaciones como los deportes, arte, estudios, música, etc.
Así mismo, en aspectos de vínculo familiar e interacción social, el aprender a adaptarse a entornos y grupos humanos, es también, parte del proceso de aprendizaje y desarrollo integral. Por el contrario, se recomienda suprimir todo elemento externo tal como el castigo y la recompensa que solo condiciona y debilita los afectos e intereses de los humanos.
