¿Preocupado por el qué dirán o dificultad para expresar lo que se siente? Reconocer las propias emociones y expresarlas de forma adecuada es una tarea cotidiana, que aunque no parezca es una ardua labor y más aún si junto a ello se acarrea la función de reconocer los sentimientos ajenos.
Ser empático se ha convertido en un requisito fundamental, casi un dictamen si queremos encontrar trabajo o vincularnos cara a cara o hasta por redes sociales, ¿pero es acaso en realidad posible?
Veamos un poco sobre la teoría de las inteligencias y qué es lo que hace que la inteligencia emocional sea casi un pilar para sostener cualquier relación humana.
Inteligencias: Teorías y Avatares
Revisemos la propuesta de Gardner sobre las inteligencias múltilples. Seguro, en algún momento de la vida, han constatado que poseen mejores habilidades para ciertas cosas que para otras.
El psicólogo y neurólogo Horward Gardner planteó la existencia de diversos tipos de inteligencia, definiendo a esta como la capacidad que un ser humano tiene para resolver un problema o para crear productos que puedan ser útiles a la sociedad.
Así podemos observar que hay quienes poseen mayores habilidades lingüísticas, lógico matemáticas, cenestésico-corporales, musicales, espaciales, intrapersonales, intepersonales o naturalísticas, pudiendo encontrarse varias de ellas en un mismo individuo.
Es así que hay quienes pueden resaltar en actividades como la académica (en la extensión limitada de la palabra), pero también hay quienes destacan en actividades mecánicas o la danza.
¿No todos nacimos para la escuela?
El sistema educativo como tradicionalmente lo conocemos genera ciertas tensiones en quienes presentan un espíritu que va más allá de las matemáticas o la linguística. Seguro quienes son brillantes en materias artísticas habrán sufrido ciertos roces al percatarse de que no son tan buenos para la demanda educativa y quizá más adelante han descubierto que tienen otros talentos.
En el libro El Elemento de Ken Robison podemos observar que se nace con habilidad para los negocios, por ejemplo, y que esto no se cultiva en la escuela. Así como existen otros talentos que son buenos para la música o para el teatro.
Una pasión lo cambia todo
Descubrir que nos apasiona es una tarea difícil y casi siempre requiere de un mentor que te ayude a encontrar tu voz interior no sin antes haber vivido muchos fracasos y frustraciones debido al intento por responder a las exigencias de un sistema que no explora en otros campos.
Las inteligencias múltiples propuestas por Gardner dejan entrever un individuo multifacético con características individuales que son necesarias cultivar, pero descubrir cuál es tu talento no es lo único que determina un futuro exitoso, sino que requerimos de algo más.
Aquí es donde se suma la excelente propuesta de Goleman: inteligencia emocional.
La inteligencia emocional
¿Has encontrado qué es lo que más te gusta hacer?
Ese es un buen punto de partida, ahora el siguiente paso está en entrenar la inteligencia emocional, es decir, la capacidad de adaptarte a los cambios y ser gestor de tus emociones.
Probablemente, en la oficina, te has topado con el jefe que grita a todos o seguro en el trabajo tienes un cliente que no sabe trasmitir lo que quiere.
Es evidente que una emoción provoca una acción y lo que correspondería a esas situaciones es perder el control, pero con un buen dominio de nuestras emociones ya sea estemos en el trabajo o en casa, podremos llegar a soluciones armoniosas y que resuelvan el conflicto.
Las personas más exitosas se toman un tiempo para respirar y para plantear soluciones, quizá ver las cosas con el ojo bueno sea uno de los más grandes retos, pero que al final traen muy buenos resultados.
Conclusiones
Sí quizá no fuiste muy bueno en la escuela, debes saber que no es por baja capacidad intelectual sino porque posees una inteligencia distinta. Ahora el reto está en encontrar el equilibrio, es decir, ¿cómo trasmito adecuadamente lo que quiero decir?
Todos hablan de empatía, pero es un concepto que así como tan usado se ha trivializado. Lo importante es considerar siempre al otro, pensarlo como un ser humano tan igual y distinto a ti. Ser más humanos es un compromiso que todos debemos tener, porque el humano no nace, se hace.
Bibliografía Recomendada
Robinson, K., & Aronica, L. (2013). El Elemento. Descubrir tu pasión lo cambia todo.
