Dicen que hay cosas que no son necesarias imaginar, ya que la realidad muchas veces supera a la ficción. Otras veces hacemos uso de esa realidad para inciar una tarea imaginativa y resolutiva, para reparar heridas o para tratar de otorgar un nuevo sentido a la propia historia…
Sobre el hecho
En el 2009, se encontró que, en Manitoba una pequeña colonia menonita cristiana en Bolivia, nueve hombres fueron detenidos y condenados a prisión por abusar sexualmente de 151 niñas y mujeres. En el 2019, los líderes de la comunidad empezaron a presionar para que sean liberados.
Anestesiadas, les dijeron que había sido culpa del demonio; sin embargo, con el tiempo, las mujeres de la colonia empezaron a contar sobre lo que les había sucedido y los casos se multiplicaron. Finalmente, los hombres no tuvieron más opción que confesar sobre sus crímenes.
Ficha técnica
Ellas
hablan (Women Talking) dirigida
y adaptada por Sarah Polley,
se
basó en la novela homónima escrita por Miriam Toews, quien se
inspiró en el caso relatado líneas arriba. La película tiene como
protagonistas a Rooney Mara (Ona) y Claire Foy (Salome).
Además, el filme ha ganado múltiples reconocimientos. También fue nominada a los premios Óscar como mejor película y ganó como mejor guión adaptado.
Contenido
Las mujeres de la colonia menonita se reúnen en un granero para votar si quedarse sin hacer nada, quedarse y luchar o irse. Se llega a un empate entre quedarse y luchar, e irse. A partir de allí, la película toma su curso, pues un grupo de mujeres de tres generaciones distintas son las encargadas de decidir el futuro de las mujeres de la colonia.
Las mujeres de este lugar son analfabetas, por lo que requieren de un maestro que fue excomulgado junto con su madre por cuestionar el orden comunitario patriarcal. Ellas conversan y comparten sus historias durante dos días, observándose ciertas escenas como flashbacks en los que se despiertan luego de los abusos. Está bien, no contaré más, ya que recomiendo que la vean, pues es una película universal.
Sistema patriarcal
Empecemos por definir el sistema patriarcal, este es un sistema en el que los hombres mantienen la subordinación e invisibilización de las mujeres. Esta supremacía que se otorgan la justifican por el simple hecho de ser hombres. Es importante tener en cuenta que las instituciones económico-políticas se han encargado de hacer prevalecer este sistema.
En esta colonia, se evidencia que se rige bajo un claro patriarcado, en donde los hombres hacen alianzas entre ellos y culpan de sus crímenes al demonio. En varias escenas, las mujeres confiesan que sentían que enloquecían cuando nadie se responsabilizaba de lo sucedido.
La importancia de hablar
Cuando Miriam Toews decide contar esta historia, decide darle un giro. Ella establece que qué hubiese pasado si las mujeres de la colonia se hubieran sentado a discutir sobre lo sucedido. Hablar estos temas es difícil, pero sumamente importante. Hablar puede salvar o, al menos, evitar que la historia se repita.
Y si vamos un poco más lejos, podemos pensar que no solo hace falta que las mujeres hablen sino que hace falta de personas buenas que escuchen sus demandas de forma auténtica y empática.
Por otro lado, también vemos que Melvin es un joven trans que decide dejar de hablar hasta que se le reconociera como tal, por lo que observamos que al llamarlo por su nombre empieza hablar. Podemos ver que él podría representar al grupo, ya que al otorgarle al sujeto su cualidad de sujeto, es decir, al llamarlo por su nombre, se le da identidad y se le humaniza, algo que hacía falta con las mujeres del pueblo, pues como seres humanos estaban rasgadas o mutiladas, luego de haber vivido tanta violencia.
Hombres buenos
August, el maestro de la escuela de la colonia es un hombre comprometido con la liberación de las mujeres y se muestra en todo momento en contra de lo sucedido.
Se muestra sensible y deseoso de ayudar: “Poco se enseña por concurso o disputa... todo por compasión y amor”, dice recitando un poema de Samuel Taylor Coleridge. Y sí, Ona, nos hace saber que hombres como August nos recuerdan que es es posible, que existen hombres buenos que luchan por una sociedad justa y con igualdad de derechos. Y, sobre todo, una sociedad sin violencia.
Quedarse o huir
Quizá por eso, quizá por evitar esa violencia que implicaría quedarse es que es mejor partir, una alegoría de que las mujeres no quieren más violencia. Luchar no es sinónimo de agredir o hacer daño, sino de defender lo que es justo.
El concepto huir es utilizado de forma simbólica para llevarnos a cambiar en tiempo/espacio, para avanzar. Partir es un ir hacia el futuro en donde se podrá refundar una nación mediada por esas mujeres que sufrieron, que ahora hablan y que solo quieren el bien.
Conclusiones
Aunque pudieron sacar más provecho de sus protagonistas, pues muchas de ellas están encasilladas en un papel con determinados atributos, siendo a veces muy predecibles, Ellas hablan tiene un carácter universal porque podrían ser cualquiera de nosotras.
Enumerar cosas buenas resulta ser una estrategia aceptable mientras vamos esperando y luchando por un cambio, sobre todo, si pensamos en lo atroz de estos días.
Por allí dice Lipovetszky, un filósofo y sociólogo francés, que el hombre se siente impotente ante la mujer insaciable y liberada, y, por eso, la odia y la mata… Contar cosas buenas, entonces, es más que necesario, aquí algunas: sol, estrellas, cosecha, números, sonidos, amor, lenguaje, mujeres…
