Elegir una carrera siempre es un gran desafío. Si partimos de los discursos paternos, todas las opciones disponibles (todas las carreras existentes), podrían ser reducidas a dos: “Estudia lo que desees porque eso harás toda la vida” o “Esa carrera es rentable, es una carrera del futuro”.
Sería estupendo que aquella carrera que encanta sea esa supuesta del futuro. No obstante, ello no siempre sucede, ¿conviene entonces desestimar aquellas carreras que apasionan? En los siguientes párrafos revisaremos más sobre ello.
Capacidad de elegir
Decisiones tomamos a diario. Elegimos desde ni bien despertamos, por ejemplo, qué ropa usaremos durante el día, qué desayunamos o la prioridad de nuestras tareas. Aunque algunas decisiones son más difíciles que otras: elegir un nombre para nuestros hijos.
Aunque no tenemos control sobre lo que sucede en el exterior, sí poseemos dominio sobre nuestras acciones. Elegir es un acto consciente, racional que conduce y determina nuestra vida.
Cuando se es muy joven para tomar decisiones
Pero elegir una carrera ni bien terminada la escuela es ciertamente algo difícil. Con 15, 16 o 17 años se les dice a los jóvenes que elijan bien pues ellos vivirán de esa profesión. Aunque se entiende bien este consejo, aún es demasiado pronto para dimensionar que implica “vivir de ello el resto de la vida”.
Sí, elegir puede llegar a ser difícil. No obstante, no le ocurre a todos, muchas personas saben qué es lo que quieren desde pequeños. Muchos niños sueñan con ser cantantes o doctores y materializan este deseo en la vida adulta. Trabajar y avanzar hacia un objetivo claro también puede guardar relación con el éxito que tempranamente logran.
Elecciones paternas
En busca de aliviar esta responsabilidad, muchos padres son los que finalmente deciden qué deben estudiar sus hijos. Las carreras de Ingeniería son las que mayormente son elegidas por ellos, tratando de asegurar el futuro económico de sus hijos.
Las carreras de Humanidades han sido más bien dejadas a un lado, sin que ello implique superioridad alguna sobre las otras. Lo importante es que quien se encuentre a cargo de esa decisión sea el mismo estudiante. De esta forma, se le otorga responsabilidad sobre su historia.
Profesiones que son para toda la vida
Elegir lo que apasiona siempre es la mejor opción. Aquello que más disfrutamos hacer en la infancia puede darnos algunas luces sobre qué elegir. A veces también el carácter...
Si se elige aquello que apasiona, el resto de la vida será un disfrute, un goce, un deleite, sin que ello reste el esfuerzo y el trabajo que implica.
Las carreras elegidas muchas veces responden a la necesidad propia de repararse. Se empezará a ver el mundo a partir de aquello que se elige, estando siempre presente la posibilidad de mutación.
Conclusiones
Elegir una carrera puede ser, en un primer momento, difícil, pero si se elige aquello que apasiona no hay pierde. Se hará esa actividad toda la vida y, aunque quizá no todo sea disfrute, al menos parecerá un juego de niños. Claro, siempre es arriesgado, pero, al menos, con seguridad, vale la pena vivirlo.
