Me resulta difícil empezar este artículo debido a que no sé cómo organizarlo. Puede que esta desorganización mía se esté viviendo en la actualidad en las personas que presentan un malestar mucho mayor a cualquier dolencia nuestra. Personas que viven con una condición de dolor o de muchos otros males, que no encuentran solución a ellos.
En nuestro país, se ha puesto ha discusión, hoy en día, el tema del uso del cannabis medicinal. ¿Será esta una posible respuesta al reclamo de tantos? ¿Es un llamado a nosotros- a quienes no padecen un dolor interminable, un padecimiento crónico- sumar voz y no quedarnos en el cómodo silencio?
¿Qué es el cannabis?
El origen de la planta del cannabis se remota a la antigua china, al año 4000 a.c., en donde las fibras de la planta eran utilizadas para procesos de fabricación como cuerdas, telas y papel.
En tanto, su uso terapéutico sucede unos años después, en el 3700 a.c, año en que era utilizada para tratar dolores reumáticos y el paludismo.
La literatura refiere que el uso de esta planta como droga recreativa sucede luego en el 3000 a.c., época en que la planta no solo era usada por esto sino también por sus propiedades anticonvulsivas (epilepsia), hipnóticas (ansiedad, manía), analgésicas (dolores de cabeza y muelas), anestésicas y antinflamatorias.
Lo que conocemos como marihuana es la mezcla de las hojas y flores hembra de la planta Cannabis Sativa, la cual posee más de 400 compuestos, dentro de los que encontramos el tetrahidrocannabinol, el cual posee la mayoría de los efectos psicoactivos y terapéuticos. Sin embargo, dentro de los otros componentes encontramos el CBD (cannabidiol), al cual se le atribuyen propiedades analgésicas, antinflamatorias, neuroprotectoras, ansiolíticas, no teniendo propiedades psicoactivas.
Entonces, ¿Por qué tanta prohibición para su producción, importación y comercialización?
El cannabis medicinal en el mundo
Existen ya países donde el uso del cannabis medicinal es legal. Uruguay, Brasil, Portugal, Estados Unidos, República Checa, Israel y, recientemente, Argentina son algunos de los países donde se permite el uso del cannabis medicinal a personas que tienen un diagnóstico específico.
En tanto en el Perú, un estudio publicado por Cedro, este año, reveló que la droga ilegal más consumida y ofrecida es la marihuana. Según esta encuesta, 26 de cada 100 personas reportan haber recibido al menos un ofrecimiento de consumo y al menos 3 de cada 10 la han consumido. Estudios realizados por Cedro revelan que en el Perú existen ya aproximadamente 107 mil personas adictas a la marihuana.
El cannabis medicinal en el Perú
El tema volvió a ser punto a tratar cuando se le incautaron a Ana Álvarez Rudas, representante del colectivo Buscando Esperanza Perú, 5 kilos de marihuana en un laboratorio clandestino, que iban a ser utilizados con fines medicinales: para su hijo y otras personas afectadas. Pese a esto el Ministerio Público procedió a formalizar una denuncia contra Ana Álvarez.
El hijo de Ana Álvarez sufre de aproximadamente de 4 a 5 convulsiones diarias, con el uso del cannabis medicinal las convulsiones se redujeron a una, disminuyendo el deterioro cognitivo.
El uso de medicinas, a veces, no era suficiente: tomaba 18 pastillas diarias. Por otro lado, algunos psicotrópicos producen efectos secundarios indeseados que tienden a hacer la calidad de vida de las personas que la consumen menos satisfactoria.
Ante este panorama, la Comisión de Defensa del Congreso aprobó de forma unánime su uso. Ahora, está en manos del Congreso, que, por ratos, nos hace caer en la desesperanza. Sin embargo, la necesidad de las personas prima sobre la ignorancia. La marcha del 23 de Septiembre nos da prueba de ello.
Conclusión
Sin duda un tema del que hay mucho por hablar y sobre el que cada quien dará su voto. Quizá, más que eso, el asunto trata de una cuestión solidaria y probablemente empática. Quienes no padecen estos males inhabilitantes, tal vez, no tengan idea alguna de lo que viven estas otras familias.
Pero el mundo no es tan ajeno. Puede que alguna vez hayamos sentido un dolor que para nosotros ha sido el más intenso de todos o algún malestar que hemos implorado que acabe. Pensemos en el mayor mal de todos multiplicado infinidad de veces, porque eso es lo que ellos padecen.
No es algo que podamos atrevernos a dudar. Si pedimos que no se juegue con nuestra salud, quizá debamos entender que con la salud de ellos, tampoco se debe jugar.