El racismo según el Psicoanálisis  

Casi sin problemas, en el Perú se acepta que existe discriminación social y se explica (justifica) en términos de diferencias culturales. Los peruanos consideran que sus prácticas discriminatorias no son racistas porque no aluden a diferencias biológicas (color de piel, rasgos físicos, etc.), sino c...
Publicado el 21-03-2017 a las 08:34

Casi sin problemas, en el Perú se acepta que existe discriminación social y se explica (justifica) en términos de diferencias culturales. Los peruanos consideran que sus prácticas discriminatorias no son racistas porque no aluden a diferencias biológicas (color de piel, rasgos físicos, etc.), sino culturales (costumbres, hábitos, etc.). Esta convención social es el meollo de la formación racial peruana. Si bien, los orígenes que explica este fenómeno del racismo provienen de una explicación histórica, la psicología y en especial el psicoanálisis ha elaborado sus propias conclusiones.

Introducción

Este contenido pone énfasis en la continuidad histórica de las causas de la desigualdad racial en el Perú. Así, la llamada “herencia colonial” todavía es muy fuerte en el imaginario nacional: el orden estamental supone que una persona nace en una condición y debe morir en la misma condición, es decir, no existe la movilidad social, a diferencia de lo que ocurre en un orden moderno y democrático.

La sociedad peruana estaría enferma de resentimiento, tanto en los discriminados como en los discriminadores. De este malestar cultural hace referencia también Mario Vargas Llosa: “la enfermedad nacional por antonomasia, aquella que infesta todos los estratos y familias del país y en todos deja un relente que envenena la vida de los peruanos: el resentimiento y los complejos sociales”.

Resentido social

Sabemos, por ejemplo, que en los estratos altos y medios de la sociedad, es muy común en el habla cotidiana la expresión “resentido social”, el personaje que se siente o, mejor dicho, es percibido como víctima de la injusticia y la desigualdad.

Definitivamente, el racismo no es la única causa del resentimiento social. Un blanco pobre, por ejemplo, puede no sentirse “parte del grupo” por algún motivo. Pero, en última instancia, el racismo es una de las variantes de la exclusión, quizá la más dolorosa y agraviante.

Regresando a la “herencia colonial”, los peruanos, desde niños, tanto en el contexto familiar como en el escolar, somos entrenados por diversos medios para efectuar clasificaciones raciales relacionadas con percepciones socioeconómicas, además de estéticas y afectivas.

Gregorio Martínez

Para los peruanos, las razas existen en su imaginario, a pesar de que hayan sido descartadas en el discurso biológico o coloquial. Incluso, hay una cierta hipocresía que caracteriza nuestro racismo.

Para el escritor Gregorio Martínez, por ejemplo: “el pretendido afecto que sobrellevarían en el Perú las susodichas palabras, zambito, cholito, ponjita, aplicadas incluso al amor filial o erótico –mi negra, mi cholita- o por estima o cariño, resulta un subterfugio de hipocresía que quiere encubrir sometimiento, dependencia, vituperio y simpatía racista. ¿Simpatía racista? Habría que preguntarles a los destinatarios del trato, no a quienes atribuyen las piedras filudas de las buenas intenciones”.

Alberto Flores Galindo

Para el psicoanálisis, estos casos de “simpatía racista”, que se producen en situaciones inadvertidas, son portadoras de daño. El Perú postcolonial no ha sido capaz de resolver los problemas generados en el siglo XVI. Incluso el recordado historiador Alberto Flores Galindo cuando mencionaba:

“Una de las funciones de la historia es enfrentarnos a nosotros mismos, remontándonos hasta cuando se fueron estructurando concepciones y valoraciones que después queremos ocultar. En este sentido hay semejanza entre el quehacer de un psicoanalista y la función social de un historiador”.

Max Hernández

“Pensemos en una sensibilidad formada en un clima en el que aún se mantiene el racismo, el machismo, el autoritarismo y el desconocimiento del otro. Prejuicios surcados por abismos en cuyo fondo corren afectos intensos y encontrados: el desdén, menosprecio, envidia, resentimiento, soberbia, arrogancia, desconfianza, vergüenza… Las fracturas que dan lugar son más grandes que las diferencias culturales, ideológicas o valorativas… los territorios íntimos sobre los que siguen pesando viejas hipotecas”.

Servidumbre doméstica

El pedagogo español Sebastián Lorente nos cuenta que, en el siglo XIX, cuando salían a la sierra, las señoritas de Lima, no dejaban de pedir un cholito o una cholita para que las ayuden o atiendan.

Diminutivo de cholo, el cholito (o cholita) era un indio muchacho, huérfano o forastero, destinado al servicio doméstico; incluso, en el diario El Comercio podían leerse avisos como éste:

“Se necesita con urgencia para el servicio de un matrimonio sin hijos, un cocinero o cocinera y una sirvienta de mano” (3 de enero de 1859).

Era el equivalente a los pequeños carteles que hasta hace muy poco tiempo podíamos observar en las ventanas o puertas de una casa limeña que anunciaban “Se necesita muchacha”.

Desde el siglo XIX, estos sirvientes eran incorporados, aunque en un plano inferior y claramente diferenciado, a la vida doméstica e incluso a la propia familia.

Este “paternalismo” permitía disponer de trabajo gratuito y, a veces, justificaba el recurso al castigo físico. Algunos de estos sirvientes eran enrolados desde muy niños.

Ernst Middendorf

“La servidumbre de una casa se compone por lo menos de tres personas: un cocinero, un mayordomo y una muchacha o auxiliar de la señora. Los sirvientes son, por lo general, cholos o zambos, con excepción del cocinero, que frecuentemente es chino, y excepcionalmente francés. En las casas más ricas se añade todavía un portero, un segundo mayordomo que ayuda en la mesa al primero, un pinche de cocina o lavador de platos, una lavandera, costurera y tantas criadas como el número de hijos lo exija”.

Vida cotidiana

Este fenómeno muestra cómo el racismo está vinculado en el entramado mismo de la vida cotidiana. Se aprendía desde temprano cuando los niños que nacían en estas casas (tal como ocurre ahora con el empleo doméstico) observaban cómo sus padres trataban a estos cholitos que incluso podían tener la misma edad y eventualmente compartir algún juego con los hijos del jefe de familia.

Esta servidumbre estaba sujeta a lazos de dependencia muy rígidos. Los “criados” estaban obligados a servir en todo momento, a estar dispuestos a cumplir con las demandas y exigencias de sus patrones. Era el poder absoluto, la “dominación total”, a escala doméstica.

Servidumbre urbana

Lo que queremos demostrar es que la servidumbre urbana, que sobrevive hoy en todas las ciudades del Perú, no es fenómeno nuevo o que se remonta al siglo XIX. Estuvo en el “servicio personal” y en la estructura psíquica de las personas en ese entonces, y en especial de los indios que debían cumplir con los encomenderos del siglo XVI; en la servidumbre de los conventos coloniales; en el trabajo de los esclavos negros desde el mismo momento de la conquista; en las relaciones entre señores e indios en las haciendas andinas, etc. Este tipo de relaciones se reprodujeron en al ámbito doméstico que se fueron convirtiendo en centros de irradiación de la ideología racista.

Con el tiempo, la servidumbre urbana se consolidó como oficio de “cholos”. El cholo era una persona de baja condición, el descendiente de una raza vencida e inferior a la que solo le quedaba la sumisión (así lo creían sus amos). A lo largo del siglo XX, con el fenómeno masivo de la migración a las ciudades, a las familias tradicionales de la costa se les facilitó aún más el empleo de este tipo de servidumbre.

Conclusión

Finalmente, en un país en donde a menudo nos tratamos como extraños e incluso como enemigos, el psicoanálisis tiene una enorme tarea por hacer. Este “horror a la diferencia” hace que el racismo sea multidireccional y autodenigratorio. Se trata de situaciones postcoloniales que requieren ser estudiadas en su intimidad, en su inserción ideológica, en su contexto histórico en el que pesan grandes hipotecas.

Comentarios
Harold Padilla
Harold Padilla
El racismo es un fenómeno mundial al que le debemos gran parte de las miserias de nuestra civilización. Debemos partir del concepto de raza, en el ser humano no existen razas, las diferencias genéticas son de 0.01%; aunque esto suponga una inmensa brecha para los racistas. Somos producto de infinitas combinatorias, no existen una mayoría de personas genéticamente puras; o tal vez si vamos a los contactados en el fondo de la amazonía. Sin embargo, en nuestro país, es un fenómeno que persiste y ha pasado por varios momentos en nuestra historia. Durante la época colonial era religioso y cultural, los indios eran considerados paganos y bárbaros; en un segundo momento, siglo XIX, la discriminación a los indígenas analfabetos, considerándolos como razas no aptas para el desarrollo y civilización; y un tercer momento es a partir del siglo XX hasta nuestros días, donde lo étnico - racial deja de ser el único elemento de discriminación, cuando la plata y educación "blanquean". En nuestros días las clases buscan imponerse sobre lo étnico, lo fundamental ya no es el color de piel sino la posición económica que llega a "blanquear". Esto es reforzado por factores como el humor, espacio donde se promueven absurdos estereotipos, no solo raciales, que sin embargo tienen éxito, incluso, en las personas estigmatizadas y quizá funcionan porque en el fondo nos evitan vernos a nosotros mismos. Otro factor es la publicidad que privilegia determinados fenotipos: en productos de belleza, moda o "publicidad aspiracional", con patrones ideales de preeminencia hacia lo blanco. Pero no todo es malo, hay que reconocer que no estamos igual que hace 50 años, por ejemplo la mutación de la palabra cholo, que ha ido perdiendo sus connotaciones negativas; ahora se valora la palabra o su efecto por la forma y no por el fondo.
Víctor Meza
Víctor Meza
No me quedó claro cuál es el aporte del psicoanálisis a la explicación del racismo en el Perú, si la herencia colonial del sojuzgamiento del indígena persiste en nuestro inconsciente colectivo ¿cuál es el mecanismo?
Leugim Amla
Leugim Amla
Hola, porfavor puede poner la bibliografia para ver sus fuentes. He visto su escrito por facebook y tenia muchas ganas de leer pero no tiene bibliografia, espero su respuesta. Gracias.
Pri Gf
Pri Gf
Repuesta
Para poder revisar material con respecto a este tema, desde el psicoanalisis puedes ir a: Totem y tabu (Freud) El malestar en la cultura (Freud) El porvenir de una ilusion (Freud) Psicologia de las masas y analisis del yo (Freud)
Carlos Degregori
Carlos Degregori
Imaginate cuando el conquistador impedía hablar el quechua o vestirse según tu costumbre, y ser perseguido, torturado o muerto por practicar tu religion, un pueblo aterrorizado, sufrió lo mas grave Traición a la fuerza, renunciar a su propia esencia a su identidad. Las consecuencias sociales y políticas, se ven claramente. La ciudad de LIMA es el ejemplo mas claro del desprecio por el inmigrante del interior, para los habitantes de lima ,los inmigrantes no existían. Los gobiernos jamás pusieron un caño, en los pueblos jóvenes, no hubo planificación de nada, eso explica la falta de AMOR POR LA PATRIA, de las elites que gobernaron este país.La Iglesia católica ES COMPLICE DIRECTA DE LO QUE ESTA PASANDO EN EL PAIS. DE LA DECADENCIA MORAL Y ESPIRITUAL EN LA QUE NOS ENCONTRAMOS.fueron ciegos, sordos y mudos por 500 años. Eso de ama a tu prójimo aquí no exitio con los verdaderos dueños de estas tierras. No hay nada que festejar en el BICENTENARIO. Ni olvido ni perdón. La reconciliación es el camino. Saludos.
Domingo Benito Calderón
Domingo Benito Calderón
La discriminación es fruto de una deficiente acceso a la educación de los niños y jóvenes. Quienes son los cholitos o cholitas ayudantes de cocina, de limpieza o hacer comprar etc los niños o jóvenes huérfanos de padres o pobres en términos económicos.
Rosa Pilar Castro Enciso
Rosa Pilar Castro Enciso
La discriminación es una consecuencia de los prejuicios raciales y una forma de consagrar órdenes injustos. La discriminación de esa manera justifica los privilegios de unos y la ausencia de otros y por eso mismo es la negación de la democracia.
Arnaldo Victor Ponce Zegarra
Arnaldo Victor Ponce Zegarra
La discriminación racial es uno de los mayores problemas de nuestra sociedad, pues impide que las relaciones entre peruanos y peruanas se den de forma horizontal y sobre la base del respeto a la diferencia y la diversidad. En ese sentido, la discriminación profundiza la pobreza y la exclusión social de unos contra otros, e impide la real construcción de una cultura de paz.
José Pérez Reyes
José Pérez Reyes
Como dicen el dicho "El primer enemigo de un peruano es otro peruano", cuando sera que esto cambie, espero que si, mas que ahora el país necesita unión.